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sábado, junio 14, 2014

♪ ♫ ♩YO SOY PERÚ - PRIMERA TEMPORADA (2014)♪ ♫ ♩





YO SOY PRIMERA TEMPORADA
(2014)



PARTICIPANTES:



1.- Joe Arroyo (Eduardo Leandro Aguilar Coronado)



2.- Jorge González (Rodrigo Mariano Freyre Muñoz)


3.- Trío Los Morunos: Luis Antonio Evangelista Rivera, Jesús Alberto Herrera Chanca y Luis Enrique Herrera López.


4- Marc Anthony (Jorge Augusto García Donayre)


5.- Maria Martha Serra Lima (María Virginia Huby Alarcón)


6.- Nick Jonas (Carlos Andrés Grey)


7.- Pink (Ruby Palomino Ramos)


8.- Jesús Navarro - Reik (Prince Harrinson Salas Fasanando)


9.- Romeo Santos (Ramses Abraham Retto Marin)


10.- Shakira (Katherine Aréstegui Carrasco)


11.- Sonia Morales (Delfina Cora Sama)


12.- Tego Calderón (Mario de los Ríos Alvarado)


13.- Toño Centella (Juan Pablo Jiménez Núñez)


14.- Víctor Manuelle (Jhonatan E. Quispe Navarro)


15.- Wicho García de Mar de Copas (Joseph Paulo Pastor Arrisueño)


16.- Yuri (Noelia Elizabeth Calle Peña)


17.- Bob Marley (Anderson Jorge Vilela Ayvar)


18.- Britney Spears (Vanessa Alexandra Castillo Coello)


19.- Bruno Mars (Carlos Prado Gordillo)


20.-Chacalón (Juan Carlos Espinoza Pérez)


21.- Corazón Serrano: Fiorella Beatriz Pérez Peña (Irma Guerrero), Zeitlyn Vanessa de la Cruz Salcedo (Leslie), Julia Ysabel Torres Chirito (Estrella) y Araseli Dávila Vargas (Thamara Gómez).


22.- David Bisbal (Moisés Antonio Quispe Zevallos)


23.- Elton John (Daniel Orlando Guevara Ramos)


24.- Eddy Herrera (Jhonatan Celestino)


24 FINALISTAS : YO SOY PERÚ 
PRIMERA TEMPORADA 2014. 





La primera temporada de 2014 del programa concurso peruano de canto e imitación Yo soy se inició el 4 de febrero de 2014 por Frecuencia Latina, en el horario de 9:00 p.m. a 11:00 p.m. Las presentaciones en vivo empezaron a emitirse desde el 17 de febrero. 







- Anderson Vilela - Bob Marley ->CUARTO PUESTO. 
- Ruby Palomino -  Pink ->TERCER PUESTO. 
- Noelia Calle - Yuri ->SEGUNDO PUESTO. 
- Juan Carlos Espinoza - Chacalón -> EL GANADOR.


... 

 




Yo Soy Perú 2014... De todas los participantes en el programa : YO SOY PERÚ -- Primera temporada--- El que ocupó un primer lugar fue: Juan Carlos Espinoza quién se apoyó y se esmeró en representar a su artista preferido ---CHACALÓN---. ¡¡¡¡¡FELICIDADES JUAN CARLOS!!!!!. Tú eres el ganador del 2014. YO SOY PERÚ(Primera temporada).










viernes, junio 13, 2014

Inés del alma mía, ISABEL ALLENDE ((80))






Inés del alma mía[Document Transcript]... Los españoles, que no podían defenderse en el fuerte en ruinas, donde habrían quedado atrapados, volvieron a montar en las sufridas bestias y se lanzaron cerro abajo, dispuestos a abrirse paso entre el enemigo. En un instante se vieron envueltos por los mapuche y comenzó una contienda sin cuartel que habría de durar el resto del día. Resulta imposible creer que los hombres y caballos, que habían galopado desde Purén durante la noche entera, resistieran hora tras hora de lucha durante todo ese fatídico día, pero yo he visto batallar a los españoles y he luchado junto a ellos, sé de lo que somos capaces. Por fin los soldados de Gómez pudieron agruparse y huir, seguidos de cerca por las huestes de Lautaro. Los caballos no daban más de sí y el bosque estaba sembrado de troncos caídos y otros obstáculos que impedían correr a las bestias, pero no así a los indios, que surgían de entre los árboles e interceptaban a los jinetes.
Estos catorce hombres, los más bravos de los bravos, decidieron entonces ir sacrificándose uno a uno para detener al enemigo, mientras sus compañeros intentaban avanzar. No lo discutieron, no echaron suertes, nadie se lo mandó. El primero gritó adiós a los demás, detuvo su cabalgadura y se volvió para enfrentar a los perseguidores. Arremetió desprendiendo centellas con la espada, decidido a luchar hasta el último suspiro, ya que ser apresado vivo era una suerte mil veces peor. En pocos minutos cien manos lo bajaron del animal y lo atacaron con las mismas espadas y cuchillos que les habían quitado a los españoles vencidos de Valdivia. 
Los escasos minutos que aquel héroe regaló a sus amigos, permitieron a éstos adelantarse un trecho, pero pronto los mapuche los alcanzaron de nuevo. Un segundo soldado decidió inmolarse, también gritó un último adiós y se detuvo cara a la masa de indios, ávidos de sangre. Y enseguida lo hizo un tercero. Y así, uno a uno cayeron seis soldados. Los ocho restantes, varios de ellos malheridos, continuaron la desesperada carrera hasta llegar a una angostura, donde otro debió sacrificarse para que pasaran los demás. También a él lo despacharon en pocos minutos. En ese punto el caballo de Juan Gómez, sangrando de varios flechazos en las ijadas y exhausto, cayó de bruces al suelo. Para entonces ya era noche cerrada en el bosque y el avance resultaba casi imposible.
-¡Subid a mi grupa, capitán!
-le ofreció uno de los soldados.
-¡No! ¡Seguid adelante y no os retraséis por mí! -les ordenó Gómez, sabiéndose malherido y calculando que el caballo no resistiría el peso de dos hombres.
Los soldados debieron obedecerle, continuaron adelante, tanteando en la oscuridad, perdidos, mientras él se internaba mas en la espesura. Al cabo de muchas y muy terribles horas, los seis sobrevivientes lograron llegar al fuerte de Purén y dar aviso a sus camaradas antes de caer desplomados de fatiga. Allí aguardaron apenas lo necesario para restañar la sangre de sus heridas y dar alivio a las cabalgaduras, antes de emprender marcha forzada hacia La Imperial, que entonces era sólo una aldea. Los yanaconas cargaban en hamacas a los heridos con esperanza de vida, pero a los moribundos les dieron un fin rápido y honroso para que los mapuche no los hallasen vivos.
Entretanto, a Juan Gómez se le hundían los pies, porque las lluvias del invierno reciente habían convertido la zona en una espesa ciénaga. A pesar de estar sangrando de varios flechazos, extenuado, sediento, sin haber comido en dos días, no se sometió a la muerte. La visibilidad era casi nula, debía avanzar penosamente, tanteando entre los árboles y los matorrales. No podía aguardar el amanecer, la noche era su única aliada. Escuchó claramente los alaridos de triunfo de los mapuche cuando encontraron su caballo caído y rezó para que el noble animal, que lo había acompañado en tantas batallas, estuviese muerto. Los indios solían torturar a las bestias heridas para vengarse de los amos. El olor a humo le indicó que sus perseguidores habían encendido antorchas y lo buscaban en la vegetación, seguros de que el jinete no podía estar lejos. Se quitó la armadura y la ropa y las hizo desaparecer en el barro y, desnudo, se adentró en la ciénaga. Los mapuche estaban ya muy cerca, podía oír sus voces y vislumbrar la luz de las antorchas.
Y en este punto de la narración es donde Cecilia, cuyo macabro sentido del humor parece español, se doblaba de risa al contarme aquella espantosa noche. «Mi marido acabó hundido en un pantano, tal como le advertí que ocurriría», dijo la princesa. Con su espada, Juan Gómez cortó una caña y enseguida se sumergió por completo en el pútrido lodazal. No supo cuántas horas estuvo en el barro, desnudo, con las heridas abiertas, encomendando su alma a Dios y pensando en sus hijos y en Cecilia, esa bella mujer que había salido de un palacio para seguirlo al fin del mundo. Los mapuche pasaron varias veces por su lado rozándolo, sin imaginar que el hombre que buscaban yacía sepultado en la ciénaga, abrazado a su espada, respirando apenas por el hueco de la caña.
A media mañana del día siguiente, los hombres que marchaban hacia La Imperial vieron a un ser de pesadilla, cubierto de sangre y barro, que se arrastraba entre la tupida vegetación. Por la espada, que no había soltado, reconocieron a Juan Gómez, el capitán de los catorce de la fama. [80]




^^^ALATEANDO^^^

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¨¨SEÑOR TU LO SABES¨¨

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Señor Tu sabes que te amo

yo se que estoy en Tus manos

que ni lo presente

ni lo por venir

podrá nunca apartar

este amor de mi

Señor Tu lo sabes todo

yo en Ti me refugio

que nada que ocurra

me aleje de Ti

y día tras día aprenda a vivir

oyendo Tu voz

sentado a Tus pies

Señor tu que siempre has sido fiel

yo solo en Ti confió

que cuando siento dolor

aprenda a mirarte en silencio

y abriendo mis manos

reciba sin duda Tu amor.






Pilar Remón







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Verderón

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martes, junio 10, 2014

Inés del alma mía, ISABEL ALLENDE ((79))

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Inés del alma mía[Document Transcript]... Una muerte atroz. Hay tantas de ésas en nuestro reino, que nos pesarán para siempre en la conciencia. Debo hacer una pausa para explicar que Valdivia no pudo cumplir su amenaza contra Lautaro, quien murió luchando junto a Guacolda unos años más tarde. En corto tiempo este genio militar sembró el pánico en las ciudades españolas del sur, que debieron ser evacuadas, y logró llegar con sus huestes a las cercanías de Santiago. Para entonces la población mapuche estaba diezmada por el hambre y la peste, pero Lautaro seguía luchando con un pequeño ejército, muy disciplinado, que incluía a mujeres y niños. Dirigió la guerra con magistral astucia y soberbio coraje durante muy pocos años, pero suficientes para inflamar la insurrección mapuche que dura hasta ahora. Según me decía Rodrigo de Quiroga, muy pocos generales de la historia universal pueden compararse a este joven, que convirtió a un montón de tribus desnudas en el ejército más temible de América. Después de su muerte lo reemplazó el toqui Caupolicán, tan valiente como él pero menos sagaz, quien fue hecho prisionero y condenado a morir empalado. Aseguran que cuando su mujer, Fresia, lo vio arrastrado en cadenas, le lanzó a los pies a su hijo de pocos meses y exclamó que no quería amamantar al vástago de un vencido. Pero esta historia parece otra leyenda de la guerra, como la de la Virgen que se apareció en el cielo durante una batalla. Caupolicán soportó sin un quejido el espantoso suplicio del palo afilado atravesándole lentamente las entrañas, como lo relata en sus versos el joven Zurita, ¿o era Zúñiga? Por Dios, se me van los nombres, quién sabe cuántos errores hay en este relato. Menos mal que yo no estaba presente cuando dieron tormento a Caupolicán, tal como no me ha tocado ver el frecuente castigo de «desgobernación», en que cercenan de un machetazo medio pie derecho de los indígenas rebeldes. Eso no logra desalentarlos; cojos, siguen luchando. Y cuando a otro cacique, Galvarino, le cortaron las dos manos, se hizo amarrar las armas a los brazos para volver a la batalla. Después de tales horrores, no podemos esperar clemencia de los indígenas. La crueldad engendra más crueldad en un ciclo eterno.
Valdivia dividió a su gente en grupos, encabezados por los soldados a caballo y seguidos por los yanaconas, y les mandó descender la colina. No pudo lanzar la caballería al galope, como era lo usual, porque comprendió que ésta se ensartaría en las lanzas de los mapuche, que por lo visto habían aprendido tácticas europeas. Antes debía desarmar a los lanceros. En el primer encontronazo, los españoles y los yanaconas llevaron ventaja, y al cabo de un rato de lucha intensa y despiadada, pero breve, los mapuche se replegaron en dirección al río. Un alarido de triunfo celebró su retirada y Valdivia ordenó volver al fuerte. Sus soldados se creían seguros de la victoria, pero él quedó muy inquieto, porque los mapuche habían actuado en perfecto orden. Desde la cima de la colina los vio bebiendo y lavándose las heridas en el río, alivio que sus hombres no tenían. En ese momento se escuchó el chivateo y del bosque emergieron nuevas tropas indígenas, frescas y disciplinadas, tal como había ocurrido en Purén contra la gente de Juan Gómez, cosa que Valdivia ignoraba. Por primera vez el capitán general tomó el peso de la situación; hasta ese momento se había creído el amo de la Araucanía.
Durante el resto del día la batalla continuó de la misma manera. Los españoles, heridos, sedientos y agotados, enfrentaban en cada ronda una hueste mapuche descansada y bien comida, mientras los que se habían replegado se refrescaban en el río. Pasaban las horas, los españoles y yanaconas iban cayendo, y los ansiados refuerzos de Juan Gómez no llegaban.
Nadie en Chile desconoce los hechos de aquella trágica Navidad de 1553, pero hay varias versiones y yo voy a contarlos tal como los oí de labios de Cecilia. Mientras Valdivia y su reducida tropa se defendían a duras penas en Tucapel, Juan Gómez estaba detenido en Purén, donde los mapuche lo mantuvieron sitiado hasta el tercer día, en que no dieron señales de vida. Transcurrió la mañana y parte de la tarde en una espera ansiosa, hasta que por fin Gómez no soportó más y salió con una partida a revisar el bosque. Nada. Ni un solo indio a la vista. Entonces sospechó que el sitio del fuerte había sido una estratagema para distraerlos e impedirles reunirse con Pedro de Valdivia, como éste había ordenado. Así, mientras ellos estaban ociosos en Purén, el gobernador los aguardaba en Tucapel, y si había sido atacado, como era de temer, su situación debía de ser desesperada. Sin vacilar, Juan Gómez ordenó que los catorce hombres sanos que le quedaban montaran en los mejores caballos y lo siguieran de inmediato hacia Tucapel.
Cabalgaron la noche entera, y a la mañana del día siguiente se encontraron en las cercanías del fuerte. Pudieron ver la colina, el humo del incendio y grupos dispersos de mapuche, ebrios de guerra y muday, blandiendo cabezas y miembros humanos; los restos de los españoles y yanaconas derrotados el día anterior. Horrorizados, los catorce hombres comprendieron que estaban rodeados y correrían la misma suerte que los de Valdivia, pero los intoxicados indígenas estaban celebrando la victoria y no los enfrentaron. Los españoles espolearon sus fatigadas cabalgaduras y subieron por la colina, abriéndose paso a mandobles entre los escasos borrachos que se les pusieron por delante. El fuerte estaba reducido a un montón de leños humeantes. Buscaron a Pedro de Valdivia entre los cadáveres y trozos de cuerpos descuartizados, pero no lo hallaron. Una tinaja con agua sucia les permitió saciar la sed propia y de los caballos, pero no hubo tiempo de nada más, porque en ese momento comenzaban a ascender por la ladera miles y miles de indígenas. No eran los ebrios que vieran antes, éstos habían salido de los árboles sobrios y en orden. [79]





^^^TRANQUILLITÉ^^^

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¨¨ALLÍ ESTAS TU ¨¨

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Cuando la tempestad se levanta

cuando el mundo se rompe en pedazos

cuando el grito del alma se oye en silencio

allí estas Tu, con los bazos abiertos

con el beso de amor que sin duda

nos traerá la calma, la paz

que nos enseñará a andar lentamente

siguiendo Tus pisadas en la tierra mojada

Allí en la tormenta aprenderemos

sin dudar a llorar muy adentro

¿ Quien conoce mejor que Tu

los mas ocultos pensamientos ?

¿ Quien podrá sino Tu abrazar

esa alma dolorida ?

Y allí donde nadie puede llegar

Jesús sin dudar Tu estarás.






Pilar Remón







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Nuthatch

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